lunes, 6 de diciembre de 2010

RETUMBA EL TAMBOR DE LA ALDEA MUNDIAL.

La condición social del hombre lo ha llevado a crear formas de comunicación, que le permitan saber sobre lo que sucede alrededor, inventando el lenguaje y sus diferentes formas; el saber el mismo idioma vincula a las personas y permite que se esté informado de lo que sucede. El lenguaje se convierte en el vehículo de las emociones, las alegrías, las tristezas y toda la intencionalidad que presenten los actores

En la medida que el lenguaje se extiende, conocen otras lenguas y se aprenden muchas cosas, siendo llevado al papel para conservar parte de su fidelidad, e inmortalizando la creación de Gutenberg. Esto procuro que las experiencias y el poco conocimiento se trasformaran en letras, que llevo el saber a otras latitudes.

De ahí en adelante, con ayuda de la creatividad humana, se presenta un desarrollo bastante acelerado de la tecnología y la técnica, que como herramientas de la ciencia, transforman rápidamente la industria y llegan a ocupar un lugar importante en la economía de los países. Pero esto tiene mayores repercusiones, pues la información se posiciona en la medida en que los instrumentos son más sofisticados; el mundo se acerca cada día más acortando distancias y la aldea global transforma los mercados, el dinero, que había sufrido cambios desde su creación se vuelve plástico y muchas veces no es necesario porque las transacciones en la red se vuelven la constante.

Ahora bien, el llamado a la educación de por vida como resultado de la nueva sociedad del conocimiento en donde todos podemos aportar a partir de nuestras propias experiencias es el resultado de la necesidad de compartir y recibir, que de una u otra forma, siempre ha estado presente en la evolución de esta civilización, llena de altos y de bajos, de gobernantes y gobernados llena de individuos y colectividades que siempre buscan esa libertad, esa calidad de ciudadanos del mundo, de hermanos de raza, del todo para todos y por todos, que transgrede fronteras políticas y religiosas, pero el llamado al sector educativo se escucha como un fuerte tambor que modifica los objetivos, intentado incluir al excluido, valorando el talento de cada uno, promoviendo una ética y una moral arraigada en el bien social que es el mismo propio y que se supone siempre ha estado intrínseco en cada nivel de formación, pero para el cual no hemos visto los resultados que se suponía generar, y si más bien un desarraigo por nuestro propio planeta y nuestros semejantes a lo largo del planeta.

Es hora de capacitar a las generaciones pasadas, presentes y futuras, dentro de un ambiente, alejado de los beneficios de unos pocos y con un alto valor de lo social, en donde todos somos indispensables porque todos escuchamos el llamado del tambor de nuestra sociedad MUNDIAL.

FIDEL RAMIRO GUTIERREZ ZAPATA.